El lunes a las 8 de la mañana partimos al hospital para parto inducido. JuanMa no engordó mucho que digamos en dos semanas (sólo 200 g) porque tal parece que mi placenta no se la puede más y habría envejecido antes de tiempo. Espero ser buena lechera para que mi niño recupere el tiempo perdido, y los gramos que no ha subido. Yo por mi parte, estoy gooooordaaaaa... y me espera una rutina de ejercicios fuerte para recuperar mi estado físico, porque amamantando no pienso hacer dieta estricta.
Hay muchos miedos que me invaden, el miedo de que JuanMa tenga algún problema de salud por su bajo peso, el miedo incluso de morirme en el parto... ¿exagerado? sí, pero no descabellado... embolia le llaman.
Sé que cuento con muchas oraciones, me acompañará mi mami... gracias a Dios, a ella nadie la acompañó para su primer parto... me he encomendado a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, que está de día el mismo lunes... es normal tener miedo, lo que pretendo es que no se adueñe de mí y que mi cuerpo funcione como está programado, algo así como poner el piloto automático y que la naturaleza actúe, sabia como es ella.
En dos días mi vida habrá tomado un nuevo rumbo, una curva decisiva dentro del camino que comenzó ese 7 de noviembre cuando el test de embarazo salió positivo, es como haberse subido a una montaña rusa gigante y estar a punto de llegar a la cresta más alta, para dejarse llevar en una caída libre de la que ya no tienes vuelta atrás!!
Que Dios nos siga acompañando!!!
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